jueves, 11 de octubre de 2012

Déjame decirte una cosa

Déjame decirte una cosa. Algo que probablemente no te hayan dicho nunca, que escapa de los horizontes de tu imaginación, percepción o de cualquier atisbo de adivinación. Algo que huye corriendo de tu instinto perdiendo un zapato a medio camino. Algo que puede que no quieras oír o que lo desees con todas tus fuerzas, tanto centrípetas como centrífugas. Puede erizarte hasta el poro de piel que envuelve la punta de tu dedo meñique del pie izquierdo. O todo lo contrario y sumergirte aún más en tu agonía por tu paz y sosiego interior. Y quien dice sosiego puede decir indiferencia o falta de empatía. O no. O sí. Ahora sí. Ahora no.
Esto (que junto con 'eso' y 'aquel' forma el conjunto de los pronombres demostrativos) que quiero decirte no es azul ni verde ni si quiera azul verdoso, pero puedo asegurar casi al cien por cien que tiene una saturación del 90% y que si te pones unas gafas de visión 3D lo ves igual pero te sientes un poco más idiota por haber desperdiciado el dinero de un tinto en un trozo de plástico. Lo que necesito decirte un jueves a las 1:57 de la mañana no tiene plumas pero a veces enseña un ala y ni si quiera con eso estoy segura de si te sonará de haberlo leído en un libro o en una revista de esas de la sala de espera del dentista o si ni si quiera te has fijado en ello cuando ha pasado por delante de tu diminuta nariz cual estrella fugaz. Puede parecer misterioso pero en realidad es lo más nimio del mundo. O no. O sí. Ahora sí. Ahora no.
Lo que sí que tengo claro es que quiero que cuando te lo diga te electrices. Que se electrice tu estómago, tu intestino delgado y si no es mucho pedir, el grueso también; que se electrice tu lóbulo frontal y que tu faringe se contraiga al ritmo de un solo de Brian May. Quiero que lo que quiero decirte, con tantas cúes, te haga soñar, que es una de mis palabras favoritas. Pero esta vez y sin que sirva de precedente quiero que sea un sueño de esos de almohada, de los que se suelen olvidar en cuanto amanece tu iris al lado del sol, al son de un 'Tic Tac' o de esa canción que antes de ponerla como tono de despertador te encantaba pero que luego acabas detestando. Son ya las 2:10 y aún no te he dicho que si lo que quiero que me dejes decirte no logra ninguno de esos efectos en ti, un tornado arrasará todo bicho viviente de la humanidad. O no. O sí. Es decir, que cojas la moneda esa que asoma por debajo del sofá y elijas si quieres seguir en la burbuja del vaso medio lleno o si prefieres nadar en la copa semi vacía. Si te duele la espalda tanto como para agacharte a por ella no pasa nada. Nunca pasa. Quizá es debido a esa horizontalidad aparente de los días el que nuca pase nada y que por tanto ahora yo tenga tantas cosas que decirte. Ah no, es sólo una esta vez: Me está empezando a gustar el pimiento rojo.

martes, 24 de julio de 2012

viernes, 25 de mayo de 2012

¿Y si la tostada al caer se queda de lado?

Últimamente no dejo de centrifugar en mi cabeza esa idea del destino. O más bien, de las señales. ¿Y si empezara a considerar como tales lo que ahora sólo veo como casualidades, mala o buena suerte? Creo que en ese caso mi vida sería bastante distinta. No sé si mejor o peor o si sólo me he acomodado y me atemoriza la incertidumbre. O quizá estoy dando demasiada importancia a algo que carece de ella. Pero, ¿Y si a lo que llamamos destino y señales no son casualidades fortuitas sino con una lógica demasiado aplastante que podemos hallar con tan sólo un minuto de reflexión, que las cosas no pasan porque sí?. Feliz hora del desayuno.

jueves, 24 de mayo de 2012

El espejismo

A veces sueño con romper el muro, el espejismo. El mundo duelemenos si te miro. A veces dudo de estar cuerdo, más aún, de estar vivo. Intuyo que más allá del espejismo, más allá de este único camino, existen nuevos paisajes, futuro escondido, tantas cosas por nombrar, tantas por hacer, todas contigo.

(Ismael Serrano)

Soñé caminando tus piernas.

Una vez soñé contigo. Soñé caminando tus piernas y supe que la vida es morir en tus ojos. No es por quererte.Es por el reloj que machaca la T de Student. Ahora te vas y dejas tu propia presencia. Y será la distancia lo que nos una. Una vez estuve contigo. Otra vez será distinto. Iremos a Hierba y te alcanzaré los besos. Y a todos diré que sabes a corte de cristal. A soles de azahar. La vida es el mar de Katar. Lo demás está de más. Lo demás llegará con la espuma de la mar. El mar de Katar, el salón y el comedor, el mar del amor. Tú sabes amar sin razón. Tú sabes a mar y a amor.

(Javier Yaya Tur)

jueves, 12 de abril de 2012

Colilla al viento.

Esta poesía me la escribió un amigo hace un tiempo, y puesto que es muy importante para mí, quiero que se quede guardada aquí para siempre. Antonio, espero verte muy pronto, que eres sin duda alguna, una persona especial :)



Una mirada

en la discoteca

Con amigos bailando,

mientras un juego

de láseres al pasar

iluminan en azul una franja

de tos ojos al mirar.


Prestas cada segundo,

sin importar el qué dirán…

Regalas cada sensación

Sin saber lo que pasara…


Me escapo de las miradas

Amigas y enemigas,

buscando esa oportunidad.

En la puerta trasera

te encuentro…

en la pared

cuerpo

a cuerpo…

Perdernos en nuestras curvas

sin importar la baja temperatura ambiental.

Perderme en tu cuello

mientras hundo mis manos en lo más profundo

Quemarnos como colilla al viento

que arde sin parar.


Prestas cada segundo,

sin importar el qué dirán…

Regalas cada sensación…

Sin saber lo que pasara…


Compromisos por una noche

con una futura y secreta invitación de retorno

que no se cumplirá.


Melena morena al viento…

Te alejas

mientras

haz de luz azul ilumina tus ojos oscuros…

Falsa mirada inocente

escondiendo

tu verdadera naturaleza

La indiferencia de los gatos.

Y me esconderé en mi iglú, donde el calor del aliento ahogado de la desesperación no pueda derretir mi burbuja ideal. Ni deshacer mi bola de nada. No vaya a ser que se enrede más.